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I Am a Fugitive From a Chain Gang (Mervyn LeRoy, 1932)


Soy un fugitivo

Título original I Am a Fugitive From a Chain Gang

Año 1932

Duración 90 min.

País Estados Unidos

Director Mervyn LeRoy

Guion Howard Green, Brown Holmes

Música Leo F. Forbstein

Fotografía Sol Polito (B&W)

Reparto

Paul Muni, Glenda Farrell, Helen Vinson, Preston Foster, Edward Ellis, Allen Jenkins, Sally Blane

Productora Warner Bros. Pictures. Productor: Hal B. Wallis

Género Cine negro. Drama / Crimen. Drama carcelario / Basada en hechos reales

Sinopsis

Retrato desolador de la injusticia y el sufrimiento humanos causados por el sistema penal de los Estados Unidos vigente tras la I Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)

Premios

1932: National Board of Review: Mejor película

1933: 3 nominaciones al Oscar: Mejor película, actor (Paul Muni), sonido


 Las películas de ambiente carcelario, como The Big House, Ladies
of the Big House, The Criminal Code y The Last Mile, exploraron un tema conocido: el
injusto e incompetente sistema penitenciario. Así como las películas de gangsters mostraban
a una policía incapaz de detener a los criminales, éstas sugerían que los presidios
norteamericanos alojaban a demasiadas víctimas inocentes. El público fue bombardeado
con retratos de cárceles dominadas por funcionarios corruptos y guardias sádicos, y
explotadas para el beneficio de avariciosos hombres de negocios. El sistema penitenciario
se presentaba tan corrupto y tan brutal que se justificaba que los presos, culpables o
inocentes, reaccionaran con violencia para recuperar un mínimo de dignidad humana.
Desde luego, esa descripción no se ajustaba a la visión de la sociedad norteamericana que
el Código de Lord había previsto para la pantalla.


El tema de la corrupción y de la justificación de la rebeldía aparece en dos destacadas
películas de 1932 sobre presos condenados a trabajos forzados: Hell's Highway, de la
RKO, ylAm a Fugitive ¡rom a Chain Gang, de la Warner Bros. En la vida real, el horror
suscitado por los condenados a trabajos forzados en las cárceles del Sur se había convertido
en un escándalo nacional cuando en 1929 la policía de Chicago capturó al fugitivo
Robert Elliot Burns. Su verdadera historia era incluso más extraña que la ficción". De
joven, en 1917, Burns había respondido a la llamada de Woodrow Wilson a «proteger la
democracia mundial» y, a su regreso de la guerra en 1919, Burns se había enfrentado a
problemas de adaptación y al desempleo. Junto con miles de hombres, erró por el país
en busca de trabajo, hasta que en 1922 llegó a Atlanta (Georgia). Sin dinero, se vio envuelto
en un atraco a una pequeña tienda de ultramarinos del que se obtuvieron 5,80 dólares;
la policía lo atrapó y el juez dictó una sentencia de entre seis y diez años en una cuadrilla
de trabajos forzados'".


Burns no pudo soportarlo. Con la ayuda de otros prisioneros, escapó y llegó a
Chicago. Una vez allí, con un nombre falso, pasó rápidamente de «los harapos a la riqueza»
y en 1929 se había convertido en el destacado director de una revista. Sin embargo,
su pasado lo perseguiría: tras confiarte a la dueña de la casa de huéspedes en la que se
alojaba que había huido de una condena de trabajos forzados, ella lo obligó a contraer un
matrimonio no deseado y, cuando Burns intentó divorciarse, lo delató a la policía.
Su historia causó sensación en 1929 en todo el país. Los escabrosos detalles sobre
los abusos cometidos con los presidiarios condenados a trabajos forzados habían escandalizado
al país y abochornado al Estado de Georgia. Pese a que los dirigentes de Illinois
y de Chicago se pusieron del lado de Burns y le aconsejaron que permaneciera en el
Estado, Burns aceptó una oferta de Georgia de cumplir una pena reducida a cambio de
una amnistía. Pero cuando regresó, los gobernantes del Estado incumplieron su promesa,
volvieron a enviarlo a los trabajos forzados e hicieron oídos sordos a las peticiones de clemencia.


Increíblemente, Burns volvió a escapar, esta vez a Nueva Jersey y, en febrero de 1932,
publicó un relato sensacional sobre los trabajos forzados, I Am a Fugitive from a Georgia
Chain Gang!, cuyos derechos vendió a la Warner Bros, por 12.500 dólares. El estudio se
precipitó a rodar la película mientras Burns permanecía oculto y sólo salía de su escondite
para conceder entrevistas a la prensa". No obstante, la traducción de la realidad a la
pantalla planteó graves problemas a la industria: los trabajos forzados, pese a que horrorizaban
a la mayoría del país, eran legales en los Estados del Sur; el Código exigía que el
cine defendiera la ley y que no la ridiculizara. ¿Acaso esa exigencia también se aplicaba a los trabajos forzados?
En 1932, dos estudios, deseosos de sacarie provecho a la publicidad creada por el
caso Burns, se pusieron a escribir frenéticamente sendos guiones sobre los trabajos forzados.
En la RKO, David O. Selznick había empezado a producir Hell's Highway, de
Rowland Brown, y en los platos de la Warner, Darryl Zanuck y el director Mervyn Le Roy
preparaban la producción de / Am a Fugitive ¡rom a Chain Gang. Joy se dio cuenta de
que las dos películas iban a crear problemas. ¿Cómo podía Hollywood rodar una película
que abordara los trabajos forzados de un modo realista y sin criticar un castigo legal? Como
le dijo a Hays, reconocía que los «sistemas están mal», pero dudaba de que fuera «nuestra
obligación, como medio de entretenimiento, denunciados». 

Hays coincidió con él.


Decidida a sacar el máximo provecho a la publicidad creada por el caso Burns en
todo el país, la RKO se apresuró a acabar Hell's Highway antes de que la Warner estrenara
I Ama Fugitive from a Chain Gang. Cuando Joy y su asistente, Lámar Trotti, leyeron
el guión de la RKO, descubrieron consternados que el Sur norteamericano quedaba
como una región atrasada, donde reinaban la corrupción y la injusticia. El guión estaba
plagado de azotes, linchamientos, tiroteos, puñaladas y castigos bárbaros en celdas de
castigo, casi todos llevados a cabo por los guardianes de los presidios con el consentimiento
de sus superiores. Los presidiarios llevaban en los uniformes un gran ojo de buey
dibujado en la espalda, que servía de blanco para que los guardianes pudieran dispararles
en caso de que huyeran. El protagonista era otro hombre inocente encarcelado por
un consejo de prisiones corrupto; cuando huye junto con otros presos, los habitantes de
la zona se suman a la persecución para «divertirse matando a presidiarios». Joy instó a la
RKO a que abandonara el proyecto y advirtió a Selznick que iba a tener «más problemas
que todos los que ha tenido hasta ahora» si presentaba la película tal y como aparecía en
el guión. «Así, tal cual -escribió Joy-, la historia es una condena al sistema y, por tanto,
al Estado o a la zona en el que el sistema prevalece». El Código no lo permitía, y por eso
le pidió a Selznick que pensara«[...] detenidamente si debería arriesgarse a invertir dinero
en una historia como ésa»''


Cuando el estudio se negó a abandonar el proyecto, el objetivo de la Oficina Hays
pasó a ser asegurarse de que la película no ofendiera al Sur. Joy y Trotti celebraron una
serie de reuniones en los platos de la RKO «para corregir el contexto político» de Hell's
Highway. Según la Oficina Hays, la película debía presentar un «caso particular» de
Production Code Administration en julio de 1934, el sistema seguía siendo voluntario. Joy
vio lAma Fugitive from a Chain Gang por primera vez en octubre de 1932, en un pase
realizado en el estudio y, pese a que al principio de la película sintió cierta aprensión,
cuando los últimos créditos salieron en la pantalla estaba encantado. Aunque no había
ningún «argumento sincero a favoD> de los trabajos forzados, para Joy:
[I am a Fugitive from a Chain Gang] no es una denuncia contra los trabajos forzados
en general, sino una historia muy individualizada sobre la experiencia personal de un
hombre debida a un fallo injusto, que comporta unas circunstancias tan poco habituales
que no puede considerarse en modo alguno una acusación general a este tipo de castigo legal".

/ Am a Fugitive from a Chain Gang se estrenó en noviembre de 1932 en el Strand
Theater, de Broadway, una sala propiedad de la Warner con un aforo de 3.500 personas.
la injusticia, el sudor, la suciedad, la brutalidad sádica, las espectaculares fugas y la traición
del Estado hacían acto de presencia en la película. En la úkima escena, Robert Allen,
convertido en criminal, aparece como un animal al acecho en un callejón. Asustado,
derrotado por el sistema, se arriesga a que lo cojan con tal de ver a su novia. «¿De qué
vives?», le pregunta ella. «Robo», responde él, amparándose en la oscuridad.
4 Am a Fugitive from a Chain Gang. LA MAYOR SENSACIÓN DE BROADWAY EN LOS ÚLTIMOS
TRES AÑOS», telegrafiaron los ejecutivos de Nueva York tras el estreno. Miles de aficionados
no consiguieron entradas para verla, y un ejecutivo de la Warner exclamó «LA
PROSPERIDAD DE LA WARNER EMPIEZA A REPUNTAR» cuando la película se estrenó en 200 salas de todo el país.


 Los críticos de cine la alabaron con el mismo entusiasmo que Joy. El
Naüonal Board of Review la definió como «no sólo el mejor largometraje del año, sino
una de las mejores películas realizadas en este país»'^ Incluso la conservadora Louella
Parsons, crítica de cihe para Los Angeles Examiner, la elogió: «Si esta película -escribió-
puede hacer algo para corregir un mal que es una mancha de la civilización, no se
habrá realizado en vano». El Motion Picture Herald, de Martin Quigley, publicó una
reseña favorable, al igual que Harrison's Reports, que elogió la película diciendo que
era «un impactante drama destínado al público adulto»'*. Hasta Paul Muni entró en
calor. En una entrevista, el actor apeló a Hollywood para que utilizara su popularidad
con el fin de «prevenir al mundo contra todo tipo de crueldades», si bien su ruego pasó
desapercibido en la capital del cine''. 


Joy tenía razón cuando opinó que I am a Fugitive from a Chain Gang presentaba la
experiencia de un solo hombre, y no un problema social más amplio y conflictivo. Pero
Lorentz, que más tarde se volvería famoso con sus inquietantes documentales The River
y The Plow That Broke the Plains, advirtió con cierta decepción en su reseña en Vanity
pair que /Am a Fugitive from a Chain Gang habría sido más efectiva si hubiese utilizado
la historia de Roben Burns para analizar el entorno social de la cárcel, en lugar de concentrarse
en un individuo en particular. Según Lorentz, el verdadero problema se hallaba
en el motivo por el que las cárceles eran tan brutales. ¿Qué era lo que inducía a los guardianes
a ser tan sádicos? ¿Por qué existía en Norteamérica un castigo penal como ése?
Lorentz opinaba que si la película hubiese abordado esas cuestiones, habría sido un poderoso
instrumento social para impulsar una reforma; sin embargo, presentada así, no era
más que otro melodrama hollywoodense con un final excepcionalmente impactante.
Joy, en primer lugar, se alegraba de que la película no se hubiera aventurado en el
terreno de la crítica social como sugería Lorentz.


 Su vivida descripción de los trabajos forzados ya era bastante bruta!, 
pensaba, y al público no le costaría nada entender que esa
manera de aplicar la justicia estaba mal. Le dijo a la Warner que, en su opinión, era «una
de las películas más importantes del año»". Tanto para Joy como para Hays, la cuestión
era que, como la película sólo trataba del protagonista y no reflejaba las dificultades de los
demás presos, la industria quedaba «totalmente justificada», siempre y cuando las películas
no fueran «parciales, se presentaran de un modo desapasionado y sin propaganda, y
se reconociera que tenían que eatretener». Mientras que Lorentz había pretendido que se
utilizara el cine, sobre todo esa película, para hacer ua.análisis de la injusticia social, Joy
y la Oficina Hays se dedicaron a mantener la crítica social dentro de los confines de un
entretenimiento desapasionado. El grado de dificultad que eso supondría se puso de
manifiesto durante los primeros meses de 1933, cuando la política, las ganancias, la propaganda
y el entretenimiento se entrelazaron en una de las películas más extrañas jamás
realizadas en Hollywood.

Extraído del libro Hollywood Censurado


Datos del ripeo:

Dvdrip avi 700 mb

Resolución: 512 x 368

Idioma: Inglés con subtítulos en español



Comentarios

  1. Esta es una excelente pelicula con el gran actor Paul Muni,si es verdad el sistema peninteciario de Estados Unidos en esa epoca era muy corrupto y habian muchos inocentes encarcelados,esta pelicula lo refleja muy fielmente,muchas gracias tremendA Pelicula amigo Groncho Saludos.

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    Respuestas
    1. La película toca un tema del momento, algo muy dificil de ver en el cine de Hollywood en los años posteriores, incluso en el cine actual, por eso creo que esta obra es importante a pesar de no ser demasiado conocida (por que será? jeje)

      Gracias por comentar, un abrazo.

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